domingo, 28 de abril de 2013

Prometer el oro y el moro

Decía don Francisco de Quevedo que "nadie ofrece tanto como el que no va a cumplir", sin embargo a veces, puede darse el caso en el que la persona que efectúa sus promesas tenga la convicción de que llegará a cumplirlas, pero por causas ajenas a su voluntad acaba viendo truncadas sus expectativas, incumpliendo todas o algunas de esas promesas.
Imaginemos por un momento la siguiente historia:
El sujeto E. se encuentra en una situación económica bastante precaria; para intentar salir del atolladero arrienda una valiosa finca familiar que heredó de sus padres al sujeto M.R., y este como es lógico, se comPROMETE a pagarle una cantidad de dinero al mes. La cantidad de dinero que han fijado en el contrato de arrendamiento es bastante elevada, superando con creces las expectativas del propietario E., el cual, aliviado por el acuerdo al que han llegado empieza a divisar una salida a su difícil situación económica.

Trascurrido un mes desde la firma de dicho pacto, E. recibe la siguiente llamada:


  photo credit: mariateresat. via photopin cc

-Buenos días... ¿está E.? 
-Sí, soy yo... ¿Quién es? 
-Hola mira soy M.R. tu inquilino. 
-Ah sí, ¿qué tal? dime. 
-Escucha no voy a poder pagarte la cantidad que pactamos; resulta que el aumento de sueldo que me prometió mi superior no era muy cierto que digamos. 
-¡¿Cómo dices?! 
-Pues eso, que esperaba ese aumento de sueldo y me mintieron. Lo siento no es culpa mía, me es imposible pagarte lo que acordamos. 
-Deberíamos quedar entonces para re-negociar el contrato o cancelarlo... vamos creo yo. 
-¿Qué te parece si rebajamos la renta mensual en un cuarenta por ciento? 
-¡¡Pero si eso es casi la mitad!!... pienso que lo mejor es que quedemos y lo hablemos. 
-Yo creo que es una buena oferta...bueno mira, ya quedaremos si eso y lo hablamos en otro momento ¿de acuerdo?.Te tengo que dejar que me reclaman. 
-Pero... ¡Oye!... 

Tras colgarle el teléfono, E. jamás pudo contactar de nuevo con M.R., el cual seguía ocupando la finca además de no pagar ni si quiera un solo céntimo de la renta pactada.
Nuestro sistema jurídico goza de determinadas normas para evitar estos abusos, en este sentido el código civil establece que Si el arrendador o el arrendatario no cumplieren las obligaciones expresadas en los artículos anteriores, (entre dichas obligaciones está la del pago del precio convenido por parte del arrendatario.) podrán pedir la rescisión del contrato y la indemnización de daños y perjuicios, o sólo esto último, dejando el contrato subsistente. 
Finalmente, y gracias a las vías legales y judiciales existentes, E. pudo recuperar su preciada finca familiar.

Por suerte existe una regulación que permite atajar estos problemas, y el arrendador posee mecanismos legales y jurisdiccionales para impedir ciertas injusticias.

Pues bien, lo que no es muy comprensible es que sí exista una regulación que evita abusos como el que acabamos de ver, y no exista una regulación para el caso de incumplimiento de programas electorales, donde el afectado no es un solo arrendador, (no me malinterprete el lector, hago referencia a este caso individualizado; es cierto que existen en la realidad miles de casos de impagos de renta) si no millones de personas que arrienda su confianza y esperanzas en un partido que promete sacarles del atolladero.
No puedo llegar a entender como es posible que un partido político proponga en su programa electoral no subir los impuestos, no recortar en pensiones, sanidad y educación; y luego haga todo lo contrario.

"¿Como que no lo entiendes?,¡¡Les mintieron!!, el agujero que se encontraron fue mucho mayor del que les habían dicho, la situación estaba más negra de lo que se esperaba, se vieron obligados, no había otra."


Pues si les mintieron, si no había otra,  lo más honesto hubiera sido salir a la palestra el mismo día en que se conoció el verdadero pastel, haber informado al pueblo y posteriormente haber convocado nuevas elecciones con el nuevo programa de recortes y subidas impositivas; programa donde quedara reflejado lo que realmente iban hacer ante la verdadera situación económica. Eso hubiese sido lo honesto y lo correcto, pues la confianza y las esperanzas que el pueblo había depositado en las urnas se basaban en un programa electoral que no podía cumplirse.
El pueblo debe tener derecho a votar con la tranquilidad de saber que lo que está votando es conforme a lo que se le ha "vendido" en campaña electoral.


















photo credit: M. Martin Vicente via photopin cc 

Es por esto por lo que debería existir un mecanismo legal, con su correspondiente institución que controle y vincule al partido vencedor en unas elecciones, a cumplir la mayoría de su programa electoral, (no seré yo quien se aventure a decir que porcentaje del programa, pero si en su mayoría) y por su puesto pueda retirarle la confianza "viciada" del electorado convocando unas nuevas elecciones.
También es cierto que tenemos la cuestión de confianza y la moción de censura como mecanismos de control al gobierno, pero es de sobra sabido que dichos mecanismos quedan inertes en situaciones de mayoría absoluta parlamentaria.

"De todas formas, es el partido elegido de forma democrática por todos los ciudadanos, es el partido que tiene la legitimidad de las urnas."


photo credit: formatbrain via photopin cc 

Claro que la tiene, con mayoría absoluta y de forma legítima ("legítimo/ma: Del latín legitĭmus. Conforme a las leyes." Claro que es conforme a estas, por que no existe ninguna que evite dicha situación.) pero...¿en base a qué promesas?. El arrendador de nuestra historia también arrendó su valiosa finca familiar en base a la promesa del pago de un precio cierto. Otorgó su consentimiento y puso su confianza en M.R. pero... ¿debía quedarse el arrendatario en la finca sin pagar lo prometido en el contrato hasta que expirase la duración del mismo?
Tal vez haya quien piense que sí, ya que le mintieron y no le subieron el sueldo, por lo tanto "no había otra."

En definitiva, no creo que llegue a regularse ningún mecanismo de control que evite tales abusos, aunque ojala me equivoque.






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