La escupidera, hasta donde yo sé y por lo que cuentan las personas mayores que
conozco, se colocaba en la parte
exterior de la entrada de las puertas de las casas; la gente que pasaba por
delante de ella escupía en su interior en ved de hacerlo en el suelo, la pared,
o “cualquier otro lugar”, y
posteriormente continuaba su camino (desconozco si se usaba en el interior de
las casas), no obstante ya en la actualidad dicho objeto ha caído prácticamente
en el olvido, y la gente suele esputar en el suelo, el lavabo, o en un simple
pañuelo de papel.
En algunas culturas escupir delante de otra persona se considera como un gesto de falta de educación o menosprecio; en algunas, incluida la nuestra. Así lo ha determinado la Sentencia 65/2013 (nº de recurso 37/2013) de la Audiencia Provincial de Murcia (sentencia dictada en apelación de juicio de faltas).
En la sentencia se confirma la condena a un vecino de La
Puebla (Cartagena), el cual deberá pagar 30 euros de multa, junto con la
prohibición de comunicarse por cualquier medio con la denunciante por un
periodo de tres meses.
En esta sentencia se señala que el denunciado, con intención
de hacer sentir mal a la denunciante, se cruzó con ella mirándola y riéndose,
al mismo tiempo que escupía al paso de esta.
La Sentencia reafirma a su vez que En todo
caso, con independencia de la intensidad o tipo de mirada, lo cierto es que el
denunciado escupió delante de la denunciante, lo que supone un evidente gesto
de menosprecio hacia otra persona, conforme a nuestra propia tradición
cultural, y que por sí sólo es suficiente para configurar la falta de
vejaciones por la que ha sido condenado el apelante.
Uno puede llegar a pensar que la justicia no deber estar para estas cosas tan insignificantes, no obstante, analizando la sentencia podemos observar que la relación entre denunciante y denunciado no era muy cordial, y que ambas partes ya habían cruzado anteriormente varias denuncias; lo que nos lleva a pensar que si este caso hubiese sido un hecho aislado, no hubiese llegado a los tribunales, quedándose en un simple gesto de mal gusto y poca educación.
Uno puede llegar a pensar que la justicia no deber estar para estas cosas tan insignificantes, no obstante, analizando la sentencia podemos observar que la relación entre denunciante y denunciado no era muy cordial, y que ambas partes ya habían cruzado anteriormente varias denuncias; lo que nos lleva a pensar que si este caso hubiese sido un hecho aislado, no hubiese llegado a los tribunales, quedándose en un simple gesto de mal gusto y poca educación.
photo credit: xavi talleda via photopin cc
Viendo casos como este uno se platea si deberían volver de nuevo esas escupideras, aunque lo más lógico sería evitar que la educación cayera en el olvido, del mismo modo que ha ido cayendo el Pequeño recipiente de loza, metal, madera, etc., que sirve para escupir en él.
Viendo casos como este uno se platea si deberían volver de nuevo esas escupideras, aunque lo más lógico sería evitar que la educación cayera en el olvido, del mismo modo que ha ido cayendo el Pequeño recipiente de loza, metal, madera, etc., que sirve para escupir en él.
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