Hoy es 1 de Mayo, día internacional del trabajo, pero... ¿de dónde viene la palabra trabajo?
La palabra trabajo viene del termino de origen latino tripalĭum (Tri-tres, palium-palo) y del
verbo tripaliāre, cuyo significado es
torturar. El tripalĭum era un yugo
formado por tres palos en el que se torturaba a reos o esclavos. El trabajo por
tanto, venía asociado al sufrimiento, aplicándose a cualquier actividad que
producía dolor físico.
Actualmente, el trabajo ya no tiene esa connotación tan
peyorativa, y como regla general no viene asociado al sufrimiento.
Otra palabra asociada al trabajo es la de Salario. De acuerdo con la RAE el salario es la cantidad de dinero con que se retribuye a los trabajadores por cuenta ajena. Esta palabra es también de origen latino y proviene del término salarium, cuyo significado es pago en sal o por sal, ya que en múltiples ocasiones los soldados recibían sus pagas en este producto, el cual era muy valorado en aquella época puesto que permitía conservar ciertos alimentos, sobre todo carne y pescado, poniéndolos en lo que conocemos como salazón.
Volviendo a la actualidad, y ya con más de seis millones de desempleados, debería ser una prioridad (o más bien, la prioridad) de nuestros gobernantes el llevar a cabo políticas que verdaderamente impulsen la creación de nuevos puestos de trabajo; evidentemente no estoy diciendo nada nuevo, y supongo que el lector estará ya más que harto de oír esto, sin embargo parece que nuestro políticos han confundido los términos, y no se han dado cuenta de que lo que necesitan todos esos parados no es sufrir (pues ya están sufriendo bastante) si no trabajar, pero trabajar en el sentido contemporáneo de la palabra. Trabajar para percibir un salario justo que les permita cubrir sus necesidades básicas y vivir con dignidad.
Así pues, no debemos olvidar que nuestra constitución, norma
fundamental con la que se llenan la boca muchos de nuestro políticos, establece
que Todos los españoles tienen el deber
de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio,
a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para
satisfacer sus necesidades y las de su familia.
Mucho ha cambiado la acepción que tenemos del trabajo,
pasando de ser un sufrimiento a un producto de lujo. Producto de lujo que no
debería ser tal, pues todos deberíamos poder tener acceso a él; a él y a la sal
que trae aparejada.
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